martes, 4 de noviembre de 2014

¡NOS CASAMOS!



¿Por qué un Organizador de Bodas? 
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Desde que decidáis casaros hasta que os veáis vestidos de novios, es muy importante contar con un aliad@ que vaya guiando todos los pasos a seguir y que esté pendiente de todos los detalles que harán de vuestra boda un día increíble.

El organizador de vuestra boda os aportará consejos muy útiles sobre todos los temas que debéis tener en cuenta, tratando cada uno de ellos por separado para que todo resulte mejor organizado. 

¿Qué es aconsejable tener organizado con de 12 a 9 meses de antelación?


No son muchos los elementos que deben de estar seleccionados y decididos al menos unos 12 meses antes del gran día, pero son fundamentales para comenzar dar forma a lo que será el día más importante de vuestra vida.

Por ésto, y para que todo salga como siempre lo habíais soñado, recomendamos que el lugar de la ceremonia (iglesia o juzgado) y el emplazamiento para la celebración deben reservarse con antelación suficiente para que podamos elegir el que queramos y no el que "aún está libre". Por supuesto, han de estar claras para ello la fecha y hora del enlace.

En este aspecto, el organizador de bodas estará pendiente de que "no lleguéis tarde", y hará todo lo posible para que las selección de opciones sea exactamente las que se adaptan a cómo soñáis que sea ese día. Así mismo, se encarga de aconsejar y asesorar a los novios para ir definiendo el estilo y tipo de boda.

Ceremonia civil en emplazamiento espectacular


Ceremonial ceremonia religiosa


Una vez que estos elementos están relativamente claros, es hora de seguir con el resto de los elementos tan especiales que serán parte del día "B".


¿Qué es aconsejable tener organizado con 9 a 6 meses de antelación?



En estos meses anteriores a vuestra boda, es muy importante ir eligiendo vestido, ir teniendo las primeras pruebas, elegir zapatos y complementos... Así como también es conveniente ir eligiendo cómo serán las invitaciones, para que transmitan a los invitados la importancia que tiene para vosotros que os acompañen en el gran día. Son muchas cosas, pero todas muy especiales, y cargadas de emociones. Sin embargo, es conveniente no dejar nada para "más tarde", por lo que si vosotros queréis, el organizador puede ir dándoos toques de atención para que no os dejéis nada atrás.

Además, la oferta es tan amplia que si no lo tenéis claro puede resultar algo complicado a la hora de decidir qué opciones contemplar. Por ésto, el organizador puede realizar una preselección, que siempre estará basada en la propia experiencia, y en el perfil vuestro. De esta forma, os aseguráis una calidad mínima en los proveedores que visitáis, y un estilo acorde a lo que vais buscando.

Zapatos de novia

Novios 


En las entradas siguientes hablaremos de los meses mas cercanos al día "B". ¿Qué debemos tener organizado tres meses antes? ¿Dos meses antes? ¿Un mes antes?... ¿Dos semanas, una semana antes? ¿El día de la boda? ¿Y para después?

Ampliaremos con consejos cada una de estas cuestiones en la siguiente publicación.




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lunes, 27 de octubre de 2014

La primaveral boda en otoño de Noelia y Gonzalo

Noelia y Gonzalo son una joven pareja andaluza que decidieron darse el “Sí quiero” el pasado día once de octubre. Con una familia de invitados que vinieron desde varios rincones de Córdoba o Sevilla, se consagraron como matrimonio ante los pies de Ntra. Sra. de los Dolores, en su iglesia conventual de San Jacinto, entre las encaladas y populares paredes de la plaza de Capuchinos. Tras la ceremonia, todos pusieron rumbo a una preciosa finca ubicada entre la capital cordobesa y Almodóvar del Río, en la que se celebró el almuerzo correspondiente.


            Fue una boda con un toque juvenil, fresco y elegante. Los hombres más cercanos a los contrayentes optaron por vestir chaqué acorde con el novio, que llevó un tres piezas color azul marino, una opción que está ganando adeptos en los últimos tiempos. No obstante, la mayoría de familiares y amigos que se decidieron por esta clásica y siempre vívida elección de ceremonia lo hicieron con la clásica levita negra y el pantalón de ralla diplomática. Las  corbatas, en su mayoría azules en toda su gama o en tonos rojos y rosados fueron la nota personal de cada uno.


Contrastando con esa uniformidad masculina sobresalieron, como no, las damas de todas las edades que asistieron al enlace. En sus atuendos predominaron los trajes de chaqueta y los vestidos y faldas a media pierna, abundando los colores pastel y los estampados desenfadados, unidos a sencillos aderezos de perlas que portaron algunas de las invitadas. Pero sobre ello destacaron, como era previsible por ser una boda prevista para un sol radiante de mediodía, los tocados con que ellas quisieron realzar el encuentro.



Más propios de la temperatura que se disfrutó que del día del calendario, los tocados fueron en su mayoría coloridos y emplumados. En ellos no faltaron las flores en rosa palo, diversos morados, vede esmeralda, azul eléctrico, negro o rojo tinto, las plumas de faisán, motivos vegetales en oro viejo o lazos de raso. A ellos se unió una importante presencia de pamelas, de tamaño variable, y algún canotier, que aportaron una nota de distinción exquisita al evento. Finalmente, completaron el elenco de ornatos de las señoras algunas cintas, sobre todo florales, que resaltaban sobre las frentes y aportaron la nota más simpática de la jornada. 

Hemos querido compartir con vosotros una selección de los diferentes modelos:

 Grande y elegante


 Una combinación de colores clásica y acertada


 "Estilo" define esta imagen


 Alegre y muy acorde al conjunto


 Mezcla de clásico y actual


 Elección ideal para la ocasión


 Plumas y nude


 Espectacular


 Cinta floral acorde a la celebración


 Actual y juvenil


 Sencillo pero combinado


 Coral y beige 


 Combinación en varios niveles de colores muy primaverales


 Diseño actual y muy elegante


 Innovador y clásico a la vez


 Toque de plumas 


 Canotier alto con flor


 Mezcla de estilos para un resultado perfecto


 Combinación de colores muy acertada para el día


 Plumas y base siguiendo el mismo tono


 Acertada combinación de colores y toques innovadores


 Cinta a lo charleston 


 Diferentes azules para combinar un look con elegancia


 Rosa y beige combinando rafia, plumas y toque floral


 Contraste de colores para un resultado ideal


Estiloso complemento para un conjunto perfecto

jueves, 5 de junio de 2014

Iglesias de Córdoba (II). Santa Marina de Aguas Santas



Aprovechando la multitud de sacramentos que proliferan estos días en las parroquias de nuestra ciudad, entre bodas y comuniones, pasando por no pocos bautizos y actos de Pascua, dedicamos hoy el día a la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de Córdoba.

1. Perspectiva de la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, en Córdoba, que da nombre a su barrio.


Se trata de una de las catorce parroquias construidas en el siglo XIII tras la toma cristiana de la ciudad en 1236 y su incorporación a Castilla por parte de Fernando III. En concreto se enmarca dentro de las siete parroquias que componen las collaciones de la Axerquía, junto con San Pedro, San Lorenzo, San Andrés, San Nicolás, La Magdalena y Santiago. El primer registro documental que se tiene de ella data de 1256 y los medievalistas la datan, junto con la de la Magdalena, como la más antigua de las que se comenzaron a construir en aquel tiempo. Santa Marina fue una virgen y mártir cristiana del siglo II cuya tradición sitúa su vida en la actual Galicia. Cuenta su historia que tras ser martirizada por decapitación, su cabeza cayó al suelo dando tres rebotes, en los que nacieron tres manantiales de agua, naciendo así el lugar –y la advocación- de Aguas Santas. En Galicia y Asturias posee una enorme veneración desde la Alta Edad Media, y con la conquista cristiana de Al-Andalus su devoción fue expandiéndose hacia el sur. Es así como Sevilla y Córdoba cuentan con una parroquia dedicada a ella, y la localidad de Fernán Núñez la tiene como patrona y titular también de su iglesia parroquial. Los cronistas dan por hecho que el propio rey don Fernando la tenía como protectora y a ella dedicaba gran parte de sus oraciones.

2. Óleo dedicado por F. de Zurbarán a Santa Marina (h. 1640-1650)


El templo dedicado a Santa Marina en Córdoba es una de las más imponentes iglesias medievales de Andalucía. Su estilo arquitectónico se describe como de transición entre el románico y el gótico o fernandino, y posee la particularidad de describir una fachada con cuatro grandes contrafuertes escalonados asimétricos, lo que le da un aire a fortaleza amurallada. Como todas las iglesias medievales de la ciudad, está orientada al este. Posee tres puertas, la principal frontal, y una a cada lado de la iglesia, las tres de dimensiones ciertamente estrechas y descritas por la ojiva propia del estilo gótico. Preside su austera fachada un rosetón de cortas dimensiones que da la inconfundible luz a las iglesias de esta época.


No obstante, se documentan, como en casi todas las parroquias de la ciudad antigua, modificaciones sustanciosas a lo largo de los años. A mediados del quinientos, bajo el pontificado de Leopoldo de Austria, se construiría la vasta torre campanario, de planta cuadrangular, en la misma piedra del resto del templo, obra de Hernán Ruiz II. Un siglo después, y tras algunos desperfectos de la ruina de los siglos, el obispo Domingo Pimentel y Requesens (1633-1649) ordenaría reedificar parte de la nave central, hecho que recuerdan sus escudos de armas.

3. Interior de la iglesia, donde destaca su nave central y el ábside de origen fernandino.


El interior posee una planta basilical con tres naves, la central ostensiblemente más alta y ancha, y comunicadas entre sí por amplios arcos formeros levemente apuntados. Las tres están rematadas por sus ábsides. La apariencia actual pretende poner en valor cómo fue el templo hasta el siglo XVI, con la piedra visible original, prescindiendo de muchos de los altares y retablos construidos en los siglos XVII y XVIII que ocultaron con frecuencia las facturas medievales de las parroquias y monasterios de Córdoba. Sabemos además que los terremotos de 1680 y 1755 dañaron parte de la estructura de la parroquia, y sus desperfectos fueron tapados precisamente con añadidos barrocos que fueron desmontándose desde  el siglo XIX hasta la actualidad.

4. Capilla que mandó construir y dotó don Alonso de Benavides en 1623, rematando la nave del evangelio.


Sobre la estructura original podemos destacar claramente tres capillas. La más antigua de ellas, de corte mudéjar, es la funeraria de los Orozco, que fue convertida con los siglos siguientes en capilla de cofradías, bautismal y ya en la actualidad como sacristía. En ella tuvieron enterramiento desde su fundación en 1419 varios miembros de esta familia, así como de los Tafur, Córdoba y Solier. De comienzos del siglo XVII data la capilla de Ntra. Sra. del Rosario, legado de don Alonso de Benavides, un capitán de la baja nobleza local que en su testamento otorgado en Lisboa en 1623 estableció fundar y dotar una capilla para su entierro y el de sus parientes. Allí se exhibe su escudo de armas y yace enterrado para la posteridad. Desde el siglo XX, además, de guardan en ella las imágenes y enseres de la hermandad del Señor Resucitado. Por último destacar el capilla barroca del Sagrario, marcadamente adosada al edificio original. Su primera noticia es de 1717 y se concluirá a lo largo de todo el siglo de Las Luces.  Las pechinas de su bóveda describen a los cuatro evangelistas y destaca sobre el todo una Última Cena. Su zócalo de azulejos blancos y azules data de 1926, y se hizo por suscripción popular.


En época contemporánea la parroquia ha sufrido dos incendios. El primero, en junio de 1880, que obligó a tener el templo cerrado dos años, hasta la restauración del culto en el verano de 1882. Recién estallada la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, volvió a arder la iglesia, con aún más perjuicio que la vez anterior. Se perdió el retablo del altar mayor y gran parte del patrimonio mueble de la parroquia. Entre los años 70, 80 y 1998 se llevaron a cabo numerosas reformas que le dan el aspecto actual, restaurado en su interior y su exterior a un edificio que desde 1931 es Monumento Histórico-Artístico Nacional.

5. Retrato de doña María Isidra de Guzmán y de la Cerda, marquesa de Guadalcázar (1768-1803), enterrada en el altar mayor.


Bajo el ábside de  la capilla mayor de la parroquia yace enterrada una de las mujeres más notables de cuantas han tenido las letras españolas. María Isidra de Guzmán y la Cerda (Madrid, 1768- Córdoba, 1803), perteneciente  a la más preclara nobleza española, fue por matrimonio marquesa consorte de Guadalcázar, por lo que vivió en Córdoba pero pasó a la Historia por ser la primera mujer que España tuvo un doctorado, la primera en tener el rango de Catedrático y la primera también en ingresar en la Real Academia Española. Como le acaeció la muerte con 35 años viviendo en Córdoba, mandó ser enterrada en su collación, que por domicilio – vivía en un palacio en la Puerta del Rincón- era la iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas. Otras celebridades nacionales y locales han sido enterradas, bautizadas o casadas en el templo, siendo el más reciente de estos sacramentos el matrimonio del torero Finito de Córdoba con Arantxa del Sol el 20 de octubre de 2001.

6. Boda de Finito de Córdoba, célebre matador de toros, con Arancha del Sol en 2001. Históricamente  fue Santa Marina un barrio de toreros.


Santa Marina, historia viva de Córdoba, cuenta con un archivo histórico parroquial de más de 500 años, alberga en sus muros los estilos románico, gótico, mudéjar, renacentista, barroco y rococó, guarda pinturas de Antonio del Castillo y otros muchos artistas andaluces, así como imaginería y ajuar religioso centenario. Es, quizá, uno de los mejores y mayores ejemplos de la monumentalidad y la historia de Córdoba.




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viernes, 23 de mayo de 2014

23 de mayo: luto en las letras españolas


                Con 65 años, el 23 de mayo de 1627, por la tarde, “media hora antes de la oración”, moría en Córdoba, en unas casas de la plaza de la Trinidad, el Príncipe de los poetas líricos de España, el racionero don Luis de Góngora y Argote. Fallecía desmemoriado y en la práctica pobreza, después de una intensísima vida en Córdoba, en la Corte y aún por toda España, llena de tantos odios como de reconocimientos.


Retrato de don Luis de Góngora, pintado por Velázquez en 1622, considerado el original de sus retratos, desde 1931 se encuentra en el Museum of Fine Arts de Boston


                Había nacido en la capital cordobesa el día 11 de julio de 1561, bautizado al día siguiente en la Catedral, siendo hijo de don Francisco de Argote y de doña Leonor de Góngora. Estos pertenecían a la más notable oligarquía cordobesa de tiempos de la Reconquista, aunque si bien con una ascendencia familiar materna con fama de conversa –hoy ya demostrada- que le granjeó no pocas maledicencias durante su vida. Su parentela se enmarca, pues, dentro del patriciado urbano que gobernaba la ciudad y el cabildo catedralicio a finales del siglo XVI, siendo don Luis hermano, primo y tío de canónigos, regidores, caballeros y señores. Aunque tuvo cuatro hermanos, sólo tres llegaron a edad adulta: doña Francisca de Argote, casada con el veinticuatro don Gonzalo de Saavedra; doña María Ponce de León, casada con su pariente don Juan de Argote y de los Ríos; y don Juan de Góngora y Argote, casado con doña Beatriz Carrillo de los Ríos, por donde continuará la casa.


Firma de don Luis de Góngora, encontrada en numerosos documentos de archivo, protocolos, cartas y manuscritos

                En 1575, con 14 años, el joven Luis se encamina a la carrera eclesiástica, en una política familiar realmente anómala ya que él era el varón primogénito de sus padres. Al año siguiente marcha a estudiar a Salamanca donde cursó cánones hasta 1581 donde, en 1580, escribirá el primer poema de que tenemos noticia. Regresado a Córdoba, en febrero de 1585 ingresa como racionero en la Catedral gracias a las influencias familiares, que luego el también reproducirá con sus parientes, sobre todo con sus once sobrinos carnales nacidos de los matrimonios de sus hermanos Francisca y Juan. Su función como sacerdote dentro del Cabildo catedralicio marcaría a partir de entonces su vida; una vida a la que, no obstante, parecía no acostumbrarse como testimonia la multitud de llamadas al orden que el obispo y el Cabildo le hacen llegar por su quehacer poco ejemplar durante las fiestas y ceremonias.


Portada del Manuscrito Chacón, primigenia recopilación y edición de sus obras

                Comisionado en multitud de asuntos por la Catedral cordobesa, viajará a menudo por toda la geografía española (Madrid, Burgos, Alcalá, Álava, Pamplona, Pontevedra, Granada…) hasta que 1611 reparte sus prebendas entre sus sobrinos sin renunciar a su honor de capitular de la Catedral, mientras arrienda para su residencia en Córdoba unas casas en la plaza de la Trinidad de por vida y se enfoca en escribir. En lo sucesivo verán la luz sus más afamadas obras, como Fábula de Polifemo y Galatea (1612), Soledades (1613) o Las firmezas de Isabela (1613).


Poema dedicado a Córdoba, datado en 1585.

Tras la dolorosa muerte de su hermano, en 1617 entiende que ha caído sobre él la responsabilidad familiar y emprende una mudanza a la Corte para quedarse allí por tiempo indefinido. Allí, en el Madrid de Felipe III, conseguirá la merced de capellán de Su Majestad avalado por la celebridad que ya han alcanzado sus escritos en toda España. No obstante, su objetivo era claro: conseguir posicionar a sus sobrinos y allegados lo más alto posible. Y en ello comenzó a gastar mucha más fortuna de lo que la liquidez de los tiempos le permitía, más aún en una vida de Corte volátil y llena de suspicacias políticas. Será además la época de sus afamadas rivalidades con otros escritores coetáneos, la más conocida de todas la mantenida con el otro gran pluma español, don Francisco de Quevedo.


Urna que contiene los restos mortales de don Luis de Góngora, en la capilla y panteón familiar de los Góngora en la Santa Iglesia Catedral, con una lauda sepulcral latina escrita en 1864 por don Luis María Ramírez y de las Casas Deza


                Con la entronización de Felipe IV en 1621 y el advenimiento del conde-duque de Olivares su suerte cambió a mejor, y comenzó a conseguir sus objetivos. Logró obtener dos hábitos de caballero de Santiago para sus sobrinos así como ventajosos matrimonios, pero las noticias de sus cartas revelan que a las alturas de 1625 ha de vender incluso enseres personales para poder comer. Una mentalidad aquella donde honor y ruina iban a menudo de la mano. En 1626 sufre una apoplejía que lo deja totalmente dependiente y ha de dictar testamento ante el temor de no ver ya jamás su Córdoba natal. Pero mejoró lo suficiente para volver a casa, a su vivienda arrendada hacía lustros en la plaza de la Trinidad, donde, como se ha dicho, le vino la muerte el 23 de mayo del año siguiente. Fue enterrado donde le correspondía por derecho familiar, en la capilla de San Bartolomé de la Santa Iglesia Catedral, donde reposan aún hoy gran parte de sus deudos.


Estatua de don Luis de Góngora ubicada en la plaza de la Trinidad, obra de Amadeo Ruiz Olmos, inaugurada el 23 de mayo de 1967


                Nótese la curiosidad de que Góngora no vio editada ninguna obra suya en vida, sino que sus letras y poemas se difundieron copiadas a mano, de corrillo en corrillo y de plaza en plaza. A pesar de ello, en el mismo año de su muerte ya encontramos fiables recopilaciones de toda su producción lírica, siendo el mayor exponente de ello el Manuscrito Chacón. Su obra se divide en poemas mayores y menores, así como tres piezas teatrales.


Placa que conmemora la dedicación del Instituto de Enseñanza Media al genial poeta, en su patio central



                Su prestigio le pervivió años tras su muerte, y sobre todo con las primeras publicaciones impresas de sus obras, pero a finales de siglo su memoria fue diluyéndose paulatinamente. Habrá que esperar al siglo XIX para que su patria chica comenzara a recuperar su memoria, con el establecimiento de su nombre al Instituto Provincial en 1847, y ya en 1862 con la nomenclatura de una calle de la collación de San Miguel en recuerdo de la familia de los Góngora. No obstante, el mayor tributo contemporáneo a don Luis le llegó en 1927, durante el homenaje organizado por José María Romero Martínez en el Ateneo de Sevilla por el tercer centenario de su muerte y en el que participó un gran número de poetas luego aglutinados bajo la “Generación del 27”. En 1932 la ciudad le dedicaba el nombre del Cine Góngora, sobre el solar del antiguo convento de Jesús y María, y el 23 de mayo de 1967, 340 años después de su muerte, el Ayuntamiento ubicada en la plaza que lo despidió del Mundo una estatua en su memoria. En la actualidad una taberna, una hospedería, unas bodegas o un café recuerdan con su nombre la inmortalidad de este príncipe de las letras españolas.


Inscripción que recuerda el día y el lugar de su muerte en la casa en que murió, hoy completamente renovada 





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miércoles, 7 de mayo de 2014

¿Por qué llamarse Rafael en Córdoba?

            El nombre de Rafael en Córdoba supone una de las enseñas de la ciudad, casi tan emblemática como la Mezquita-Catedral, la figura de Góngora o su gastronomía. Es más que sabido que el origen de la relación entre este nombre propio con la ciudad reside en la especial vinculación con la figura del Arcángel San Rafael desde hace siglos, pero ¿cuál es la verdadera historia de San Rafael en Córdoba? Es necesario perderse en las crónicas y en los monumentos de la capital cordobesa para averiguarlo. Y es que, aunque en Córdoba se celebre esta festividad el día 24 de octubre siguiendo la antigua tradición católica –el resto de la Cristiandad se amoldó a la reforma litúrgica de 1969 en que se fijó para los 3 arcángeles el 29 de septiembre-, la fecha clave para este episodio de la historia sagrada y legendaria de Córdoba es el 7 de mayo.

Foto 1. Imagen del Arcángel San Rafael en su iglesia, obra de Alonso Gómez de Sandoval (1795)


            Para la tradición cristiana, San Rafael es uno de tres los arcángeles de la corte celestial según las tradiciones católica y ortodoxa, junto con San Gabriel y San Miguel – aunque tradiciones antiguas hablan de siete arcángeles, o ángeles en presencia de Dios-. Su nombre procede del hebreo Rafa-El, “Sana, Él”, “Dios ha sanado”, o “Medicina de Dios”, por lo que a menudo se transcribe en latín como “Medicina Dei”. Conocemos su intervención en la Historia Sagrada por el Libro de Tobías. Según éste, Dios mandó a San Rafael –ocultado bajo el nombre de Azarías- para ayudar a Tobías, un joven, hijo del ciego Tobit, que debe buscar a Sara para hacerla su esposa pasando multitud de tribulaciones. Rafael logra ayudar a Tobías para realizar su cometido, y volver con Sara a casa para desposarla, y a través de las vísceras de un pescado curar la ceguera de Tobit. Por ello, al ángel Rafael se le representa siempre como un peregrino y un pescado en la mano, y se le considera protector de los noviazgos y el sanador de Dios.

Foto 2.Imagen de San Rafael ubicada en la ermita del Socorro. 


Las crónicas medievales sitúan las primeras noticias sobre apariciones del Arcángel en Córdoba en tiempos del obispo don Pascual, pocos años después de ser tomada la ciudad por los castellanos en el siglo XIII. Fue precisamente 1278 el año en que según la tradición se le apareció por primera vez San Rafael a un cordobés, al monje mercedario Simón de Sousa, para comunicarle que Córdoba se libraría de la dura epidemia de peste que estaba sufriendo, y que a cambio deseaba que el obispo le erigiese una estatua en lo alto de la torre de la Catedral y varias fiestas en su honor. Sin embargo, durante los siglos siguientes la devoción a este Santo Arcángel se pierde en gran manera y con muy escasas las referencias que de él tenemos.

Foto 3. Remate de la Torre de la Catedral de Córdoba con la escultura de San Rafael.


Sin embargo, todo cambió con el sacerdote don Andrés de las Roelas. Éste había nacido en Córdoba en 1525, y siendo ya adulto vivía en la calle que hoy lleva su nombre, junto a la parroquia de San Lorenzo, siendo especialmente devoto de la historia de los Santos Mártires de Córdoba de quienes había las crónicas medievales. Con más de cincuenta años, se encontraba postrado en la cama de resultas de una grave enfermedad que había padecido cuando comenzó a oír voces en la noche que le decían “Sal al campo y sanarás”. Y así, se impuso salir de su cuarto, y encaminarse a las afueras de la ciudad. Por fin, consiguió llegar al campo del Marrubial, extramuros por los Padres de Gracia, y al sentarse a descansar oyó el ruido de caballos de cinco lujosos caballeros que se acercaban a él. Uno de ellos le dijo expresamente que informara al obispo de que los huesos encontrados en la parroquia de San Pedro tres años antes, en 1575, eran los de los Santos Mártires de Córdoba, y que les tuvieran gran veneración porque ante las epidemias de peste que vendrían, su devoción intercedería para aplacar la justa ira del Cielo. Y así lo hizo. Los restos fueron finalmente autentificados en el Concilio Provincial de Toledo en 1583.

Foto 4. Uno de los triunfos que engalanan la ciudad. Este ubicado en la Plaza de los Aguayos (1763).


En las noches subsiguientes siguió don Andrés de la Roelas escuchando las voces y manifestaciones de un joven de blancas vestiduras, hasta que en la última noche, el 7 de mayo de 1578, le reveló su verdadera identidad. “Yo te juro por Jesucristo Crucificado que soy Rafael arcángel, a quien Dios tiene puesto por guarda y custodia de esta ciudad”, le sentenció. Exultante pero temeroso de aquella revelación, consultó con diversos padres y teólogos de la ciudad, que dieron por buenas aquellas palabras, y se comenzó a difundir la historia por todos los rincones de la ciudad. Y es así como recobró nuevo fervor popular la escultura que representaba a San Rafael en la iglesia de San Pedro desde su primera aparición a fray Simón de Sousa tres siglos antes.


Foto 5. Iglesia del Juramento de San Rafael, concluida en 1806, obra de Vicente López Cardera.


Los gestos de culto al santo no se hicieron esperar. En 1602 la Iglesia local aprobó las revelaciones transmitidas al padre Roelas y desde ese momento adquirió carácter oficial. Así, ese mismo año se construyó una nueva iglesia en el convento de Madre de Dios dedicada al arcángel a costas de la ciudad como patrona. Ya en 1655, los duques de Sessa fundaron el convento de San Rafael, de las madres capuchinas, muy cerca de la iglesia de San Miguel. Sin embargo, el centro de atenciones devocionales fue la propia casa en que el alado legado de Dios se presentó al padre Roelas. Éste falleció en 1587, y en 1610 ya se comenzó a convertir su domicilio en oratorio. El primitivo templo se concluyó muy tarde, en 1732, pero siendo tan pequeño que no cabía el pueblo feligrés en él cuando se celebraban fiestas, en 1796 se decide construir otro nuevo. Vicente López Cardera sería el arquitecto que realizaría la actual iglesia del Juramento San Rafael que hoy vemos, siendo terminada en 1806. Fue consagrada por el obispo Pedro Antonio de Trevilla. La imagen que preside el templo es obra del insigne escultor cordobés Alonso Gómez de Sandoval, y había sido bendecida en 1795. La anterior, a la que reemplazaba, se ubicaría después en el cementerio de San Rafael, inaugurado en 1835.


Foto 6.  Más antiguo triunfo urbano dedicado a San Rafael, ubicado en el Puente Romano, de mediados del siglo XVII.


Es así como la ciudad posee a San Rafael arcángel como Custodio, que no como patrón, ya que los patronos de la ciudad son los mártires San Acisclo y Santa Victoria. Los cordobeses le dedicaron a lo largo de los siglos numerosas representaciones escultóricas y pictóricas salpicadas en cada rincón de la ciudad. Los más conocidos, los triunfos, son altas columnas urbanas adornadas rematadas sobre su capitel con una escultura del arcángel. Documentamos diez triunfos construidos entre los siglos XVII y XX. El más antiguo de ellos, la escultura ubicada en el centro del puente romano (1651) y el más reciente, el debido a Amadeo Ruiz Olmos (1953). Preside también una escultura de San Rafael el convento de la Merced, la torre de la Catedral, el convento de las Capuchinas y el cementerio homónimo. Ya en la contemporaneidad, se le dedicaron un puente (1953) y el estadio de fútbol (1945).

Foto 7. Puente bautizado con el nombre del arcángel, de 1953. 


De entre los lienzos y retablos urbanos que San Rafael tenía dedicados, sólo conservamos uno, el de la calle Lineros esquina con Candelaria, realizado por Antonio Monroy, en 1801. El resto desparecieron por la orden de 1841 del ilustrado don Ángel Iznandi. Aún así, el Museo de Bellas Artes, la Excma. Diputación, el Excmo. Ayuntamiento y numerosos templos de la ciudad guardan importantes obras artísticas, escultóricas y al óleo de San Rafael.

Foto 8. Único retablo urbano que se ha conservado de cuantos hubo en la ciudad dedicados al custodio, de 1801, en la calle Lineros.



Paralelamente a ello, el nombre de Rafael se fue prodigando en los bautismos de los cordobeses y las cordobesas. Sirva de muestra cómo en la parroquia de El Salvador en el siglo XVI se registra sólo a un niño bautizado con el nombre del arcángel; en el siglo XVII, fueron 9 las criaturas bautizadas como Rafael o Rafaela en esa misma parroquia; en el siglo XVIII, más de 60. Hoy, todos los cordobeses tienen al menos un familiar o un amigo que responda al nombre del protector de la ciudad.




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