Aprovechando la multitud de sacramentos
que proliferan estos días en las parroquias de nuestra ciudad, entre bodas y
comuniones, pasando por no pocos bautizos y actos de Pascua, dedicamos hoy el
día a la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de Córdoba.
1. Perspectiva de la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, en Córdoba, que da nombre a su barrio.
Se trata de una de las catorce
parroquias construidas en el siglo XIII tras la toma cristiana de la ciudad en
1236 y su incorporación a Castilla por parte de Fernando III. En concreto se
enmarca dentro de las siete parroquias que componen las collaciones de la
Axerquía, junto con San Pedro, San Lorenzo, San Andrés, San Nicolás, La
Magdalena y Santiago. El primer registro documental que se tiene de ella data
de 1256 y los medievalistas la datan, junto con la de la Magdalena, como la más
antigua de las que se comenzaron a construir en aquel tiempo. Santa Marina fue una virgen y mártir
cristiana del siglo II cuya tradición sitúa su vida en la actual Galicia.
Cuenta su historia que tras ser martirizada por decapitación, su cabeza cayó al
suelo dando tres rebotes, en los que nacieron tres manantiales de agua,
naciendo así el lugar –y la advocación- de Aguas Santas. En Galicia y Asturias
posee una enorme veneración desde la Alta Edad Media, y con la conquista
cristiana de Al-Andalus su devoción fue expandiéndose hacia el sur. Es así como
Sevilla y Córdoba cuentan con una parroquia dedicada a ella, y la localidad de
Fernán Núñez la tiene como patrona y titular también de su iglesia parroquial.
Los cronistas dan por hecho que el propio rey don Fernando la tenía como
protectora y a ella dedicaba gran parte de sus oraciones.
2. Óleo dedicado por F. de Zurbarán a Santa Marina (h. 1640-1650)
El templo dedicado a Santa Marina en
Córdoba es una de las más imponentes iglesias medievales de Andalucía. Su
estilo arquitectónico se describe como de transición entre el románico y el
gótico o fernandino, y posee la particularidad de describir una fachada con
cuatro grandes contrafuertes escalonados asimétricos, lo que le da un aire a
fortaleza amurallada. Como todas las iglesias medievales de la ciudad, está
orientada al este. Posee tres puertas, la principal frontal, y una a cada lado
de la iglesia, las tres de dimensiones ciertamente estrechas y descritas por la
ojiva propia del estilo gótico. Preside su austera fachada un rosetón de cortas
dimensiones que da la inconfundible luz a las iglesias de esta época.
No obstante, se documentan, como en casi
todas las parroquias de la ciudad antigua, modificaciones sustanciosas a lo
largo de los años. A mediados del quinientos, bajo el pontificado de Leopoldo
de Austria, se construiría la vasta torre campanario, de planta cuadrangular,
en la misma piedra del resto del templo, obra de Hernán Ruiz II. Un siglo
después, y tras algunos desperfectos de la ruina de los siglos, el obispo
Domingo Pimentel y Requesens (1633-1649) ordenaría reedificar parte de la nave
central, hecho que recuerdan sus escudos de armas.
3. Interior de la iglesia, donde destaca su nave central y el ábside de origen fernandino.
El interior posee una planta basilical
con tres naves, la central ostensiblemente más alta y ancha, y comunicadas
entre sí por amplios arcos formeros levemente apuntados. Las tres están
rematadas por sus ábsides. La apariencia actual pretende poner en valor cómo
fue el templo hasta el siglo XVI, con la piedra visible original, prescindiendo
de muchos de los altares y retablos construidos en los siglos XVII y XVIII que
ocultaron con frecuencia las facturas medievales de las parroquias y
monasterios de Córdoba. Sabemos además que los terremotos de 1680 y 1755
dañaron parte de la estructura de la parroquia, y sus desperfectos fueron
tapados precisamente con añadidos barrocos que fueron desmontándose desde el siglo XIX hasta la actualidad.
4. Capilla que mandó construir y dotó don Alonso de Benavides en 1623, rematando la nave del evangelio.
Sobre la estructura original podemos
destacar claramente tres capillas. La más antigua de ellas, de corte mudéjar,
es la funeraria de los Orozco, que fue convertida con los siglos siguientes en
capilla de cofradías, bautismal y ya en la actualidad como sacristía. En ella
tuvieron enterramiento desde su fundación en 1419 varios miembros de esta
familia, así como de los Tafur, Córdoba y Solier. De comienzos del siglo XVII
data la capilla de Ntra. Sra. del Rosario, legado de don Alonso de Benavides,
un capitán de la baja nobleza local que en su testamento otorgado en Lisboa en
1623 estableció fundar y dotar una capilla para su entierro y el de sus
parientes. Allí se exhibe su escudo de armas y yace enterrado para la
posteridad. Desde el siglo XX, además, de guardan en ella las imágenes y
enseres de la hermandad del Señor Resucitado. Por último destacar el capilla
barroca del Sagrario, marcadamente adosada al edificio original. Su primera
noticia es de 1717 y se concluirá a lo largo de todo el siglo de Las
Luces. Las pechinas de su bóveda
describen a los cuatro evangelistas y destaca sobre el todo una Última Cena. Su
zócalo de azulejos blancos y azules data de 1926, y se hizo por suscripción
popular.
En época contemporánea la parroquia ha
sufrido dos incendios. El primero, en junio de 1880, que obligó a tener el
templo cerrado dos años, hasta la restauración del culto en el verano de 1882.
Recién estallada la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, volvió a arder la
iglesia, con aún más perjuicio que la vez anterior. Se perdió el retablo del
altar mayor y gran parte del patrimonio mueble de la parroquia. Entre los años
70, 80 y 1998 se llevaron a cabo numerosas reformas que le dan el aspecto
actual, restaurado en su interior y su exterior a un edificio que desde 1931 es
Monumento Histórico-Artístico Nacional.
5. Retrato de doña María Isidra de Guzmán y de la Cerda, marquesa de Guadalcázar (1768-1803), enterrada en el altar mayor.
Bajo el ábside de la capilla mayor de la parroquia yace
enterrada una de las mujeres más notables de cuantas han tenido las letras
españolas. María Isidra de Guzmán y la Cerda (Madrid, 1768- Córdoba, 1803),
perteneciente a la más preclara nobleza
española, fue por matrimonio marquesa consorte de Guadalcázar, por lo que vivió
en Córdoba pero pasó a la Historia por ser la primera mujer que España tuvo un
doctorado, la primera en tener el rango de Catedrático y la primera también en
ingresar en la Real Academia Española. Como le acaeció la muerte con 35 años
viviendo en Córdoba, mandó ser enterrada en su collación, que por domicilio –
vivía en un palacio en la Puerta del Rincón- era la iglesia parroquial de Santa
Marina de Aguas Santas. Otras celebridades nacionales y locales han sido
enterradas, bautizadas o casadas en el templo, siendo el más reciente de estos
sacramentos el matrimonio del torero Finito de Córdoba con Arantxa del Sol el
20 de octubre de 2001.
6. Boda de Finito de Córdoba, célebre matador de toros, con Arancha del Sol en 2001. Históricamente fue Santa Marina un barrio de toreros.
Santa Marina, historia viva de Córdoba,
cuenta con un archivo histórico parroquial de más de 500 años, alberga en sus
muros los estilos románico, gótico, mudéjar, renacentista, barroco y rococó,
guarda pinturas de Antonio del Castillo y otros muchos artistas andaluces, así
como imaginería y ajuar religioso centenario. Es, quizá, uno de los mejores y
mayores ejemplos de la monumentalidad y la historia de Córdoba.
www.hannoveretc.com
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